El alcalde de Lleida reclama medidas a la Fiscalía tras detener 43 veces al mismo hombre. La Vanguardia digital (4/9/2024)
La noticia sobre un hombre en Lleida que ha sido detenido 43 veces por delitos que incluyen robo, lesiones y tráfico de drogas, pone en evidencia un problema alarmante de la justicia en nuestro país y revela, a la vez, una contradicción profunda en la forma en que el sistema maneja la delincuencia común en comparación con cuanto tiene que ver con lrecaudación de impuestos.
Aquí tenemos a un ciudadano que, por su persistencia y dedicación a la reincidencia, parece haber hecho de la delincuencia su carrera profesional. Y, sin embargo, a pesar de su evidente «éxito», sigue siendo un hombre libre. La paradoja se vuelve aún más evidente cuando comparamos esta situación con la implacable eficiencia de la administración tributaria. Aquí no hay lugar para errores o indulgencias: si un contribuyente olvida declarar unos pocos euros o, por citar un caso cercano, se le ocurre desgravar un traje y el kilometraje invertido en sus desplazamientos a los juzgados, ya sabemos que el Estado no dudará en desplegar toda su maquinaria para cobrar hasta el último céntimo. Y para este propósito cuenta con un entorno normativo y operativo que no deja lugar a la laxitud ni a las contemplaciones.
Podríamos pensar que hay una lógica oculta detrás de esta disparidad: tal vez el Estado cree que los evasores fiscales son una amenaza mayor que los criminales reincidentes. Después de todo, ¿qué es un robo con violencia comparado con el terrible crimen de desgravar un traje? Es irónico, por no decir tragicómico, que un sistema capaz de seguir hasta el más mínimo rastro de un euro mal contabilizado se vea tan impotente ante la reiteración delictiva. En fin, que el Estado parece más preocupado por lo que entra en la caja registradora que por lo que se pierde en las calles. Esta visión es miope ya que todos sabemos que la criminalidad también tiene un costo social y económico significativo.
El problema de la multirreincidencia no es nuevo, pero su persistencia subraya una falla sistémica. Los datos de Barcelona, según refiere la noticia, donde 25 personas acumularon 893 detenciones en un solo año, refuerzan la percepción de que el sistema judicial es incapaz de lidiar adecuadamente con estos delincuentes habituales. El 80% de las veces que estos hombres fueron encarcelados, su estancia en prisión fue inferior a dos meses.
Tal vez, si dedicara una fracción de la energía que se emplea en perseguir a los evasores fiscales en abordar la multirreincidencia, igual desaparecía ese círculo vicioso de arresto y liberación que a los ojos de los reincidentes se asemeja a una “tarjeta de fidelización”.