La viñeta viene a propósito de este obiter de la sentencia de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo de 26/10/2023, nº recurso 1026/2022
Una consideración previa sobre el expediente administrativo. Reiteración de lo dicho en las recientes SSTS de 3 de julio de 2023, recurso ordinario 419/2022 y de 2 de octubre de 2023 recurso ordinario 109/2022 .
Este Tribunal en fecha reciente, SSTS de 3 de julio 2023 y 2 de octubre 2023, enjuiciando actos del Consejo General del Poder Judicial, recordó que se había pronunciado en varias ocasiones, unas referidas a la Administración Local y otras a la Administración General del Estado, sobre el expediente administrativo y el deficiente modo de presentación mediante el amontonamiento de hojas que se produce cuando se escanean documentos (entre otras SSTS 15 de marzo de 2021, 24 de junio de 2021, recurso casación 1559/2020, 14de diciembre de 2021, recurso ordinario 112/2020, 6 de julio de 2022, recurso casación 6577/2020) aunque la Administración remitente lo denomine «expediente digital» o como, en el caso de autos, lo remita en un moderno»pen drive» con logotipo del suprimido Ministerio de Administraciones Públicas si bien el órgano remisor es el Ministerio de Política Territorial.
Una transformación de documentos en formato papel a un formato digital no es simplemente proporcionar una imagen escaneada, sino que la imagen ha de poder identificarse para su eficaz y rápida consulta mediante el correspondiente índice conforme a las exigencias legales.
Imagina a un abogado o un juez con una expresión de temor en su rostro, luchando contra el caos. En sus ojos, se mezclan el esfuerzo y la resolución mientras que con el paso lento de las manecillas del reloj persiguen la clave en medio del desorden. El caos en el mundo jurídico es un problema que afecta a abogados, jueces y ciudadanos por igual y requiere de un compromiso a veces sobrehumano. Se manifiesta en multitud de situaciones y su razón de ser es diversa. A mi la que me trae aquí en particular es esa expresión de ausencia de forma y orden que me obliga a redoblar el esfuerzo cuando leo ciertas demandas, esas que parecen haber sido guiadas con la idea de que cuanto más se escribe más razón o posibilidades de éxito se tiene. Y lo mismo me ocurre con aquellas sentencias que parecen hechas a la remanguillé con el objetivo la mayor de las veces de cumplir con los exigentes protocolos de productividad supervisados por la autoridad de gobierno, esto es, lo que en la jerga judicial se conoce “sacar el papel como sea”. Tanto un caso como en el otro me exasperan hasta el hastío.
Probablemente en la actualidad la paciencia sea la mayor de todas las virtudes que ha de poseer un jurista, y por esta razón debería empeñar su inteligencia en cultivarla. Lamentablemente vivimos en una época en la que la inmediatez y la gratificación instantánea dejan poco margen ya para la paciencia.