Si juntáramos a Kelsen y a Santo Tomás de Aquino frente a esta viñeta, la conversación sería inevitable:
Kelsen, fiel al positivismo jurídico, diría: “La norma es clara y válida: una comida al día. No importa si al perro tiene hambre”. Santo Tomás de Aquino con su teoría del derecho natural levantaría una ceja y respondería: “Una ley que contradice la justicia natural deja de ser verdadera ley. El perro tiene hambre y en el orden natural de las cosas es justo que se le dé lo necesario para su bienestar.”
Mientras Kelsen defiende la validez formal de la norma (porque fue establecida y debe cumplirse), Santo Tomás diría que esa regla, aunque escrita, es injusta, porque no respeta los principios del bien común ni la naturaleza misma del perro: comer cuando tiene hambre. Y aquí está la esencia del debate para que sigáis pensando:
¿Debe el derecho limitarse a ser válido o también a ser justo?
¿Qué pasa cuando el positivismo jurídico nos dice “esto es lo que hay” y la ley natural nos susurra “esto no está bien”?