M
Desayuno con un abogado

Brunch Legal / Divagaciones y Hablillas /

El cliente tiene la razón pero no se la darán

Frente a una persona que tiene razón jamás debemos aconsejarle a la ligera renunciar a un proceso por el mero hecho de suponer que habrá de perderlo.

Cuando un hombre pide justicia es que quiere que le den la razón. (Santiago Rosiñol)

Tener la razón no significa que nos la vayan a dar. Pero si le decimos esto al cliente es obvio que éste experimente un plus frustratorio de alcance más extenso. Es decir, el cliente no solamente se duele de que su necesidad de hacer o repartir justicia no se va a conseguir, sino que a su vez se decepciona por la bajeza o imperfección del sistema social que tolera y permite injusticias como la suya.

Pensemos por ejemplo en el caso más reciente de Angel Hernández que ayudó a su esposa, María José Carrasco, a morir después de largos años de lucha y sufrimiento por un enfermedad. O, el de los afectados por abusos sexuales cuando eran menores y que ven como hoy, cuando finalmente el contexto social ha permeabilizado sus casos, el instituto de la prescripción ha dilapidado sus legítimos derechos. Casos así los encontraríamos a borbotones, y sin embargo no somos conscientes de la responsabilidad que asumimos en estos casos.

Probablemente no nos damos cuenta del mal que podemos hacer con las apelaciones a la resignación y al conformismo, pues esto es tanto como fomentar el resentimiento y la anomia. Por consiguiente, pienso más bien que deberíamos preocuparnos por informar al cliente de que la ley positiva, la norma escrita, le va en contra, pero que su causa es justa y que igual vale la pena realizar algún intento encaminado al triunfo de esa idea de justicia.

Dura lex, sed lex

Todos los abogados y jueces vivimos momentos y situaciones en que la estricta aplicación de la ley positiva nos conduce al logro de una terrible injusticia (Summum ius, summa iniuria).  A veces hallar un camino furtivo para vadear los desastrosos efectos de la ley, suele ser cosa relativamente fácil, desde un giro interpretativo o una valoración artificiosa de la prueba hasta una abierta apelación a la equidad, caso de que sea posible. Pero hay casos en que este tipo de estrategias no son posibles. Dura lex, sed lex.

En estos casos es cuando la tarea del abogado es hacer que el cliente conviva con esta realidad a riesgo en otro caso de enfermar con ella.

110 visitas
Deja un comentario o Comparte una anécdota

Brunch Legal

MÁS HABLILLAS
error: Contenido con Copyright