M
Desayuno con un abogado

Brunch Legal / Rideno dicere verum /

A abogado descuidado, ándate con cuidado

En un ambiente tenso y solemne
un juicio se desata hacia un destino inclemente,
el acusado, nervioso, mira a su abogado,
quien distraído parece ajeno al estrado.

En su rostro se refleja un temor profundo
pues su futuro se juega en estos segundos,
el abogado, absorto, en su mundo perdido,
la defensa de su cliente ha caído en el olvido.

En el móvil aquel mira fotos de vacaciones,
mientras su cliente, enfrentado a graves acusaciones
siente cada vez más cerca el peso de la condena,
cada minuto que pasa, su esperanza se envenena.

Las pruebas se acumulan, el caso es evidente,
pero el abogado sigue en su mundo, indiferente,
El acusado, resignado, ve la condena acercarse,
mientras su defensor parece no interesarse.

El juicio llega a su fin y el veredicto es claro,
el acusado es culpable y su destino amargo.
El abogado ahora se lamenta en silencio
y mira resignado a su cliente sin remedio.

En la sala, apartada y en un silente rincón,
la madre del acusado, con mirada atenta,
ve cómo el juez se prepara para la decisión
pero su coraje despierta y su voz se presenta:

«¡Espere, señor juez!», exclama con rabia,
«Mi hijo merece justicia y verdad,
no un abogado que en constante babia
no luchó por él en esta adversidad.»

La sala se llena de un silencio denso,
el juez reflexiona con atención,
el abogado, abrumado y tenso,
se da cuenta de su negligente actuación.

El juicio se suspende, la justicia se aclara,
el abogado se disculpa, promete enmienda,
la madre, en su rincón, con firme mirada,
ha salvado a su hijo de una condena horrenda.

En un entierro sombrío, unidos en su pena
la madre, el acusado y el juez su muerte velan,
despiden al abogado, su distracción fue su condena,
en un giro inesperado al salir ese día del juzgado.

Unos y otros fueron testigos,
del trágico suceso presentado de improviso.
Un coche implacable no le dio aviso
y el abogado dijo: adiós ¿lo habéis visto?

El cliente y su madre, con una sonrisa escondida,
la ironía de la vida se ha hecho evidente,
la suerte se presentó a pleno día
aunque triste es el momento, el caso sigue latente.

Un nuevo juicio, ¡quién lo diría!
Un defensor renovado: ¡quién lo imaginaría!
Madre e hijo esperan luche con valía,
En el tribunal de justicia, así es la vida.

116 visitas
Deja un comentario o Comparte una anécdota

Brunch Legal

Más sonrisas
error: Contenido con Copyright