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Desayuno con un abogado

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Ignorantia benedicta

Juicio por perjurio, ignorantia benedicta

En un intrigante juicio la verdad se oculta entre preguntas inquisitivas y respuestas titubeantes. ¿El acusado es culpable o inocente? Descubre el misterio en este poema legal lleno de suspense y dilemas morales.

En la sala del juicio, tenso el ambiente
el fiscal inquiere con mirada insolente
al acusado con voz que retumba:
“¿mató usted a la víctima?”, esta es su pregunta.

El acusado, nervioso, su mirada se evade
sus labios temblorosos, la verdad no sabe
«No» responde con voz vacilante
la verdad o la mentira, en su mente se debate.

El fiscal persistente, como un lobo hambriento
vuelve a la carga con tono violento
“Le recuerdo, señor, bajo juramento está
¿Sabe la pena que el perjurio le traerá?”

El acusado con gesto apesadumbrado
responde con timidez algo turbado
“No exactamente, señor, lo admito con humildad
pero menor que por homicidio, con total claridad.”

La sala se estremece con un suspiro colectivo
el jurado reflexiona el veredicto es decisivo
en sus caras la incertidumbre palpita
y en sus bocas la verdad se agita.

El juicio avanza, la historia se desarrolla
la verdad se busca entre sombras
y cuando al fin se hace inminente la horca
hete aquí que la tensión se desborda.

Se va la luz y el acusado desaparece
dejando una nube de polvo.
En el silencio la gente se estremece,
un misterio envuelve sus caras y sus rostros.

¿Fue la justicia ciega o el destino inclemente?
En esta trama, preguntas sin respuesta
en la oscuridad la verdad se ausenta
y el enigma del juicio queda pendiente.

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